viernes, 8 de octubre de 2010

HURACAN Ducó Horror Show



 La barra apretó a los jugadores de Huracán cuando volvían al estadio tras el 0-3 ante Racing. Y prometió volver si no le ganan a All Boys. Lamentable...
Fue una fiebre de sábado por la noche: después de la derrota 0-3 con Racing, el plantel de Huracán vivió escenas propias de una película de acción.
Cuando el micro con jugadores y cuerpo técnico llegó al Ducó a las 23.30 para retirar sus pertenencias de la concentración e irse en sus autos, unos 100 hinchas, entre ellos barras, los esperaban para insultarlos y algo más... Por pedido de los futbolistas, el personal de seguridad que viajaba con ellos le ordenó al conductor del ómnibus que siguiera de largo y no parara en el Palacio.
A partir de ahí, un grupo de los sujetos se distribuyó en cuatro autos y empezó a seguir al bus a toda velocidad. Dos autos particulares se pusieron por delante del micro y casi lo chocaron. Finalmente, la delegación paró a la altura de la comisaría 32, sobre la Avenida Caseros.
Eso violentó aún más a los barras, quienes comenzaron a acusar a los jugadores: “¿Nos quieren meter en cana también? Los vamos a matar”, les gritaban. La policía actuó rápido para calmar las aguas y, un rato después, el micro volvió hacia el Ducó, custodiado por dos patrulleros. Pero la barra no se alejaba.
Varios jugadores y el cuerpo técnico decidieron bajar para hablar con ellos, pero no todos. Los más pibes, con miedo, quisieron quedarse en el micro. Monzón, Zárate, Martínez, Montiglio, Filippetto y Peña fueron algunos de los que dieron la cara. Brindisi también. “No es con vos”, le dijeron al DT. Quienes tomaban la palabra de la hinchada eran el Gordo Cone y el Bocón, líderes de la barra. El Gordo, muy exaltado, amenazaba con que la apretada se repetirá, y más intensa, si el equipo no le gana a All Boys. “No queremos plata ni ropa, sólo que no nos manden a la B”, repetía. La trama duró una hora y media, aunque para los jugadores se hizo eterna. Pareció una película de acción, pero fue una realidad muy penosa.

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