miércoles, 15 de septiembre de 2010

NEGOCIO BARRABRAVA El manejo del estacionamiento fuera de la cancha reaviva la violencia



La recaudación de los "cuidacoches" es la pata más rentable del negocio de ser violento. Más de 200 mil pesos por partido, sumado al "canon" que los barras le cobran a los puestos de choripán, forman parte de una "caja" que crece bajo la connivencia política y policial 

El encuentro no tuvo trascendencia mediática y quienes lo vieron dicen que fue breve y muy tenso. Ocurrió el 15 de agosto pasado en las cercanías del Parque Cervecero, a pocas cuadras de la cancha de Quilmes. Faltaba poco menos de una hora para que comenzara el partido y los líderes de las facciones más violentas de las barras de Estudiantes y de Quilmes quisieron aclarar un punto clave: quién iba a controlar el estacionamiento fuera del estadio, un negocio histórico de la barra quilmeña en ese barrio y una tarea que, con el albiazul en el Nacional B y el Pincha utilizando el campo cervecero, parte de la facción platense venía realizando en esas cuadras tras perder la posibilidad de hacerlo en las afueras del Estadio Ciudad de La Plata. La idea de los platenses era compartir la "caja" pero que se les respetara cierta recaudación. La respuesta que obtuvieron, sin embargo, fue negativa. En la barra vecina les dijeron que esa era zona de ellos y que ya habían cedido bastante en el último tiempo. Hubo insultos y hasta la promesa de cobrarse un muerto. Incluso algunos policías que fueron meros testigos. Hoy, dos semanas después de aquel cónclave (que fue confirmado a este diario por distintas fuentes), la disputa sigue latente y obligó a la barra Pincha a dejar por el momento su interna de lado y concentrar sus esfuerzos en recuperar el manejo del estacionamiento, una actividad que, según fuentes extraoficiales, generaría cerca de 200 mil pesos por partido y que representa la pata más rentable del negocio de ser violento.

El control de esa actividad en los alrededores de la cancha no es algo nuevo. La barra Pincha lo venía realizando en los últimos años en los alrededores del Estadio Unico, tanto en las calles adyacentes como en los dos descampados delimitados por las calles 25, 27, 528 y 529 (que serían tierras fiscales). En su momento, igual actividad realizó parte de la barra de Gimnasia cuando su equipo jugaba fuera del Bosque. Pero con el regreso a 60 y 118, la facción violenta de la hinchada albiazul tuvo que resignar ese ingreso y compartirlo con la organización de "trapitos" que, desde hace años, controla el estacionamiento en el paseo platense.

Para los violentos del fútbol no es una "caja" menor. Representa como se dijo el ala redituable de un negocio ilegal que, a la vista de la Policía y políticos, incluye reventa de entradas, pedidos a dirigentes y jugadores y hasta el cobro de un "canon" a quienes manejan los puestos de choripán. Es una actividad que generó en el último tiempo la división más cruda de la barra de Estudiantes, enfrentada ahora en dos facciones cuyas cabezas visibles crecieron a fuerza de una silenciada connivencia política y policial.

"Sin el apoyo de las fuerzas de seguridad los violentos no podrían hacerlo -sostiene Mónica Nizzardo, titular de la ONG Salvemos al Fútbol, una entidad que desde hace tiempo denuncia los hechos de violencia en las canchas argentinas-. Sabemos lo que ahora está pasando con las barras de Estudiantes y de Quilmes. Y no nos llama la atención, porque lo que se disputan estos dos grupos es un negocio millonario. Con el estacionamiento, la reventa de entradas y el `peaje' que reciben de muchos puesteros para que los dejen trabajar, las primeras líneas de la barra de Estudiantes manejan una fortuna".

Esa fortuna, se explica, proviene de los 20 pesos promedio que los cuidacoches le sacan a cada auto por la simple razón de "permitirle" estacionar en un lugar público. En algunas cuadras, incluso, el cobro llega hasta los 30 pesos. Se sabe que muchos de los que realizan esta tarea integran la tercera línea de la barra albirroja, y que por hacerlo reciben un sueldo fijo que no superaría los 2 mil pesos. "Las primeras líneas a veces pagan con droga -revela Nizzardo-. Tenemos conocimiento que tanto en Estudiantes como en otras barras, parte de lo que ingresa por el estacionamiento está destinado a la compra de grandes cantidades de droga para poder revenderla. Es una estructura vertical comandada por las dos primeras líneas, las cuales usan a una tercera como fuerza de choque y para que les recaude". Quien más recauda, se apunta, generalmente puede ascender en esa estructura vertical.

FUEGO CRUZADO

Todo lo que cuenta Nizzardo fue denunciado en su momento por la ONG que preside. Incluso fueron ellos los primeros que denunciaron una supuesta relación entre los negocios de la barra Pincha y el actual titular del CoProSeDe, el comisario Rubén Pérez. "Sabemos que el arreglo que los violentos de Estudiantes realizaron con muchos puesteros, lo hicieron a la vista de Pérez. Es su metodología de trabajo: reconocer a una facción `oficial' de la hinchada y permitirle que haga su negocio".

Lo que dice Nizzardo también fue denunciado en la Legislatura bonaerense por el senador Daniel Expósito, uno de los que pidió la disolución del CoProSeDe cuando un grupo liderado por Fabián Giannotta golpeó e hirió de bala en plena tribuna sur del Estadio Unico a Sergio "El Uruguayo" Chans, en el entretiempo del partido que el 25 de junio de 2009 disputaban Estudiantes y Nacional. Por ese hecho fue procesado Pérez y quedó detenido Osvaldo Domínguez, un empleado de ese organismo que actualmente cumple régimen domiciliario y al que se le imputó haber dejado aquel día la zona liberada para que actuaran los violentos.

Cuando a Pérez se le consulta por estas acusaciones, asegura que forma parte de una campaña de desprestigio y que jamás tuvo vinculación con alguno de los integrantes de la barra Pincha. "Sólo mi familia y yo sabemos lo que hay que sufrir por combatir la violencia -le dijo el titular del CoProSeDe a este diario-. Tengo treinta años de carrera y un legajo intachable. Me especialicé en Europa y jamás se me cruzaría por la cabeza cometer un delito. Soy una víctima más de la interna feroz que tiene la barra de Estudiantes".

Pérez, sin embargo, ya antes de dirigir el CoProSede fue el responsable de un recordado informe policial en el que se mencionaba a dos barrabravas como "caracterizados simpatizantes" y se expresaba que habían "colaborado con la Policía" para retirar unos carteles que habían desplegado en un sector de la platea en la cancha de Quilmes.

A casi ocho meses de la última declaración del titular del CoProSeDe ante la Justicia por los hechos ocurridos durante el partido con Nacional, Expósito asegura que las fuerzas de seguridad saben bien lo que ocurre por estos días entre las barras de Estudiantes y de Quilmes por el manejo del estacionamiento. "Es un negocio histórico de la barra quilmeña -confirma el legislador-. Y lo que está en juego es un negocio de mucha plata".

Nada distinto es lo que denuncia Nizzardo. "Los manejos de la barra de Estudiantes los denuncié yo misma en la UFI 5 de La Plata ante la fiscal Leila Aguilar. Incluso se lo dije a Pérez y hasta le reclamé que dejara de tener con los violentos el trato que tiene. ¿Sabés que me respondió? Que yo miraba muchas telenovelas y que de seguridad no entendía nada. Esa fue la última vez que hablamos. A partir de ahí se cortó el diálogo".

UN POCO DE HISTORIA

La aparición de la barra de Estudiantes buscando "copar" el negocio del estacionamiento en Quilmes tiene un largo antecedente de episodios violentos en las entrañas de esa facción. La interna estalló en toda su furia ya en el año 2000, cuando Marcelo "El Morsa" Montero -hasta ese entonces líder de la barra Pincha- cayó preso por el robo de una joyería y el reinado de la tribuna comenzó a disputarse entre los laderos de éste y los seguidores de Omar "El Hache" Alonso, ex jefe de la barra y preso en aquellos días por el homicidio de un taxista. Hubo enfrentamientos feroces durante años y la guerra interna se cobró sus víctimas: en 2006 fue asesinado Francisco "El Charo" De la Canal y a los pocos meses fue herido de un cuchillazo en cancha de Quilmes Iván Tobar, uno de los laderos de "El Hache" y uno de los hinchas más reconocidos del extinguido La Plata Fútbol Club, aquel equipo creado con supuesto apoyo oficial durante la gestión municipal de Julio Alak y que, se asegura, era alentado en las tribunas por barras de Estudiantes y de Gimnasia.

En aquellos tiempos el manejo del estacionamiento en el Estadio de La Plata estaba en manos de un sector de la barra de Gimnasia comandado por "Los Papupas" (ver "El primer manejo") y, dicen, la batalla interna del Pincha se desataba por el control de los ingresos que venían de la política y del propio club. Eso fue hasta que el equipo albirrojó pasó a jugar en el estadio platense y, con "El Morsa" otra vez detenido tras atrincherarse en un edificio de 8 y 39, la popular de Estudiantes pasó a estar al mando de Fabián Giannotta, un ex policía de la Bonaerense actualmente detenido por el crimen de un joven en Berisso. Con Giannotta en la cárcel, la interna en la barra pasó en este último tiempo a estar protagonizada por dos grupos bien definidos: los comandados por "El Hache" Alonso y los que responden a Adrián "El Gato" Sosio, llamados "Los Leales".

Esa disputa tuvo su cruce más feroz en marzo pasado, cuando ambas facciones se enfrentaron en la estación de trenes de nuestra ciudad y terminó muerto el policía federal Sergio Rodríguez. Por ese crimen fue detenido Alonso, pero a los pocos días quedó en libertad y, en una nota que le concedió al diario Perfil, desnudó la sangrienta interna que existe por llegar al poder en la hinchada Pincha. Según Alonso, que implicó al CoProSeDe en el tema, los grupos más violentos manejan "sólo de entradas unos 11 mil pesos por partido. Después, tenés que tomar los autos, pases de los jugadores y esas cosas. En las condiciones que trabajaba Giannotta con Rubén Pérez, la hinchada de Estudiantes manejaba mucho dinero".

CUESTION DE PLATA

Parte del manejo económico de la barra Pincha, como se dijo, cuentan que lo llevó durante buen tiempo el ex policía Giannotta. Quienes investigaron el tema aseguran que él decidía cuánto se le debía cobrar a los puesteros, quién debía encargarse de la reventa de entradas y hasta a qué jugadores y dirigentes se debía recurrir para pedirles una "colaboración". Y cuentan además que pudo hacerlo por los fuertes lazos de amistad que, ya exonerado de la Bonaerense, siguió manteniendo con muchos de sus ex compañeros policías.

Varias de esas sospechas quedaron evidenciadas en las declaraciones que el fiscal platense Jorge Paolini tomó en la causa por el ataque a Sergio "El Uruguayo" Chans el día que el Pincha jugó con Nacional. En esas declaraciones, según fuentes de la causa, uno de los testigos describió que el cobro del estacionamiento y el "canon" a los puestos de choripán estaba manejado por la barra liderada por Giannotta. En tren de precisiones, se llegó a decir que en el Estadio platense los partidos de mayor convocatoria llegaban a dejarle a los violentos cerca de 300 mil pesos sólo de estacionamiento.

"La violencia en el fútbol cambió -analiza Nizzardo-. Ya casi no hay peleas entre hinchadas. Ahora las muertes son por enfrentamientos intra barras. Y la razón es la disputa por el manejo del dinero". Curioso o no, lo que dice la titular de Salvemos al Fútbol entra en sintonía con las declaraciones de Alonso al salir de la cárcel en marzo pasado: "No hay más peleas de clubes contra clubes -había dicho-. Todos los hechos violentos son internas por el poder y por la plata". La foto reciente de este barra en una movilización de taxistas abrazado con Cristian "El Volador" Camilleri, uno de los líderes de la barra de Gimnasia, tal vez sea el mejor ejemplo de que, entre barrabravas, las rivalidades no son futbolísticas ni pasan por la camiseta. La disputa actual de las facciones violentas de Estudiantes y de Quilmes también lo demuestra. La razón para pelearse es una sola: la plata. 

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