jueves, 9 de septiembre de 2010

Newells - Ochoa: "Quieren meter la droga en la popu"


El sábado pasado se vivió un día especial en el Coloso. Después de largos meses de tranquilidad en la popular de Newell’s se produjo un episodio que instaló otra vez el temor en los leprosos. El jefe de la barra, Diego Panadero Ochoa, fue sacado a las trompadas de la tribuna leprosa y la incertidumbre y el miedo a lo que vendrá se instaló en el Parque. A partir de ahí muchas conjeturas se trazaron sobre lo que pasó y lo que puede llegar a suceder en un futuro en esta lucha por poder de la barra brava, que hasta el fin de semana parecía gozar de tranquilidad. Y fue el propio Panadero el que rompió el silencio con Ovación para contar su verdad. Habló de una “traición” de gente de su riñón por “dinero” porque el objetivo es “introducir la droga” en la popular, dijo que “me quisieron apuñalar, pero no pudieron hacerlo” y opinó que “una movida policial me dejó afuera”. Adelantó que su regreso “depende de la dirigencia. Es la que debe aplicar el derecho de admisión” y también anticipó que “nosotros vamos a viajar y si la policía les permite a ellos hacerlo puede haber una masacre”.
El Panadero aceptó el diálogo telefónico y en una extensa charla contó y denunció cuál es el motivo de esta movida en el mando de la barra. Se sabe que estos individuos no tienen aceptación en la sociedad y menos en el fútbol, pero están arraigados y se debe convivir porque nadie se anima a tomar medidas. Algunos son más violentos que otros y, así lo admite el Panadero: “No somos unos angelitos o carmelitas descalzas, pero jamás hemos golpeado a un hincha de Newell’s”, dijo para intentar diferenciarse del resto.
“Hay una connivencia policial. Hay gente (de la policía) que habló y le están haciendo una campaña a esta gente nueva. Todos sabemos las cosas que hay detrás. Fue terrible y una vergüenza lo de la policía el sábado. Hubo una requisa impresionante en todo sentido y después, dentro de la cancha, estos tipos hasta tenían pistolas. Después me sacan a mí y a la gente que me acompañaba del estadio cuando nosotros estamos oficializados hace dos años”, sorprendió Ochoa al aludir a una supuesta formalización, en la entrevista donde cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.
—¿Algunos dijeron que un primo tuyo fue el que te sacó?
—No es primo, pero lo llevé a la cancha y trabajó de seguridad en la noche. Un chico que no entiende nada de esto. Estaba porque hicimos una amistad. No sabe ni una canción de Newell’s. Es lo mismo que el rojo esté del lado derecho o al revés. Le dieron una moneda importante. Son personas sin códigos.
—Con todo esto que pasó hay un gran temor de los hinchas, esos que sí pagan la entrada como corresponde y costean sus viajes.
—Nosotros hicimos que se pueda convivir con el hincha normal. Nunca hubo quejas de periodistas contra nosotros. No invadimos los vestuarios, no molestamos a los jugadores ni a los socios como sucedía antes. Marcamos la diferencia con otros que estuvieron en el club. Creo que somos personas. Lamentablemente estos muchachos tienen otra mentalidad, piensan que un barrabrava es un narcotraficante, un delincuente o ladrón. Te puedo decir que detrás del arco hay otro tipo de personas. No son los que van a la facultad o son caretas, pero son gente de bien. La delincuencia es pan para hoy y hambre para mañana. Esa es la realidad y es lo que traté de erradicar. Los problemas que tengo hoy es por haber sacado la droga. Estos tipos quieren hacer su negocio.
—Nadie desconoce que lo redituable no está en las entradas o en las colaboraciones que reciben. Hay otro negocio. ¿Cuál es?
—Seguro. Todos sabemos que están los narcotraficantes de Rosario que quieren meter la droga detrás del arco. No estoy para esto, amo lo que hago y si hoy me tildan de barra es porque estoy en este lugar. A mí me enorgullece que al otro día se hable en los diarios del folclore de la hinchada y que alentó. Amo lo que hago a comparación de estos que quieren meter el negocio personal. Me sentí traicionado por dinero y no estoy diciendo nada raro.
—Había gente que sabía que algo iba a suceder en la barra el sábado por la noche. ¿No lo sabías?
—Si ves la filmación te vas a dar cuenta que no sabía nada.
—Aparecieron diversas versiones y en una de ellas indicaba que te habían herido con un arma blanca.
—Intentaron apuñalarme, pero no pudieron hacerlo por el destino o gracias a Dios. Me robaron las zapatillas, la campera, el buzo. En los videos (N.de la R.: la dirigencia los puso a disposición de la Justicia para que investigue) está todo enfocado cuando me roban y me golpean.
—Se dijo que estabas armado.
—No, a mí me robaron las tarjetas y la documentación de un arma que tengo en mi casa. ¡Cómo voy a ir a la cancha con un arma!
—El ambiente está sacudido y no sólo hay temor en la gente sino también en los directivos.
—Los dirigentes no sabían si seguía o no. Fui claro en seguir, pero tienen que tener en claro lo que deben hacer. Esta gente no quiere a la institución. Acá no hay un imperio como cuando Pimpi era dueño de Newell’s. Desde que volvió la democracia al club estamos todos iguales. ¿Cuándo nos viste hablar con el plantel o a apretar a algún jugador, ir a las inferiores para hablar con algún chico como lo hacía Roberto (Camino)? No quiero eso en el club.
—Pero la dirigencia se equivocó porque en un momento dijo que no hay barras en Newell’s.
—No hay equivocación. A veces no sabe cómo manifestarse sobre el tema. Los de la subcomisión del hincha alquilan colectivos y llevan bombos y no por eso se puede decir que son barrabravas.
—El negocio en el fútbol no reside sólo en las entradas, eso lo sabemos todos. ¿Vos que dirías si te pregunto dónde está la ganancia?
—En la droga, en la delincuencia, en aguantar gente. Del noventa y cinco por ciento de lo que podés explotar en la hinchada nosotros no lo hacemos porque es todo muy turbio. Prefiero estar contando las monedas para hacer banderas nuevas que a vender droga u otra cosa. Yo soy así.
—¿Fuiste amenazado?

—Me mandaron a decir que me van a balear la casa. Boludeces que se hacen siempre.

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